Friday, June 01, 2007

En una noche oscura...

Esto me pasó hace unas noches atrás mientras regresaba a la casa.

Era una noche oscura y fría. La luna se había escondido detrás de las negras y espesas nubes dejando escapar apenas unos cuantos rayos de luz. En el vasto firmamento grisaseo no se ve ninguna estrellita.

La lluvia que cayó horas antes dejó en el aire una humedad espesa, tanto así que logra opacar las luces nocturnas del mundo civilizado. La calle está medio vacía, casi no había carros, y yo era uno de los pocos que aun daban vueltas por la calle buscando el camino a casa.

Llego a un cruce que normalmente es un lugar de tráfico alto, pero esta noche el cruce pareciera un rincón olvidado, el semáforo colgándose en la soledad oscura parece un faro en medio de una tormenta marina, apenas logro ver una tenue luz roja, así que acciono el freno para detener el auto.

Era el único, no había ningun otro carro en ninguna de las 4 direcciones del cruce, el tambaleante semáforo parecía reir y burlarse de mi con su casi invisible luz roja. De repente, sin ningun aviso previo, una sombra se separa de la oscuridad y se aparece al lado de mi auto.

Era un mendigo, un mendigo anciano. Su rostro excesivamente marcado por las huellas del tiempo no refleja ninguna expresión, su cuerpo débil y delgado temblaba en la oscuridad no sé si por frío, por hambre o simplemente por la edad. Proyectó su mirada vaga en mí (aunque a través del vidrio ahumado de mi auto no creo que me haya visto bien), con una mano sostiene una vacija y extiende la otra hacia mi (hacia mi auto). De una vez identifiqué al anciano como uno de los tipos de mendigos en mi lista de mendigos aceptables (ese es otro tema que discutiré otro dia), así que bajé mi ventana un poco, y le entregué una moneda. Para mi sorpresa, el no recogió la moneda con su vacija, como todos hacen, sino que extiende un poco mas su mano libre, con la palma hacia arriba, dándome entender que le tirar la moneda en su mano.

Le entregue la moneda como me pidió, y procedí a cerrar la ventana. A través del vidrio, pude ver que el anciano miró la moneda y la tiró a la vacija. Al ver eso, me puse a pensar por qué no dejó que yo mismo le entragara la moneda a la vacija? Pero lo que enseguida sucedió no me permitió filosofar mucho sobre ese aspecto.

De manera sorpresiva, inesperada y triste para mi, de repente, parecieran espiritus que estuvieron escondidos en la oscuridad y ahora salen a buscar presas, la calle, en las 4 direcciones del cruce, empezó a llenarse de autos, muchos autos, que en el segundo anterior no ví ninguno ni por el retrovisor ni por el vidrio delantero, y ahora todos aparecieron juntos, sin previo aviso, y el cruce se llenó de autos.

Entonces, sucedió. El anciano, a quien YA LE HABIA DADO UNA MONEDA, permanece parado al lado de mi carro, como una sombra que saliera de la oscuridad, con el cuerpo tembloroso, sosteniendo la vacija con una mano y la otra mano medio extendida hacia mi vidrio, en señal de estar pidiendo limosna.

El problema aquí es, YA YO LE HABIA DADO UNA MONEDA!!!! Pero como en ese momento no habia ningun carro cerca, nadie vio mi acto de benevolencia, y ahora, con ese acto diabólico del anciano, todos los autos "vieron" cómo un "maldito desgraciado insensible" NO LE QUIERE ENTREGAR NI UNA MONEDA AL POBRE ANCIANO"!!!!

Los que me conocen saben que mi auto es facil de identificar por los accesorios que le he puesto, ahora con este incidente, todo Panama va a saber que "en aquel auto asi-asa-aso viaja un maldito desgraciado insensible" que "no le da limosna ni a un pobre anciano".

A esta altura, creo que ya todos los camioneros de Panama habran recibido una orden de "cuando veas a un auto asi-asa-aso, atropellalo y pasale por encima, aplasta a ese maldito desgraciado insensible".


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